1/4/18

Un estudio concluye que un suceso estresante puede desencadenar epilepsia


Un estudio concluye que un suceso estresante puede desencadenar epilepsia
Un estudio concluye que un suceso estresante puede desencadenar epilepsia

diariodicen.es

En los últimos años se han publicado diferentes estudios que apuntan a que existe una estrecha relación entre el estrés y la epilepsia. En concreto, se investiga la posible relación existente entre el estrés con el desarrollo inicial de la enfermedad, aunque se cree que se trata de un desencadenante de crisis epilépticas en pacientes con epilepsia conocida.

Tal y como ha señalado el dr. Joaquín Ojeda, neurólogo del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, “muchos pacientes refieren un evento estresante, por ejemplo, uno de los más comunes es la muerte de un ser querido, como factor desencadenante de sus crisis epilépticas. Por otro lado, el estrés acumulado, el estrés crónico, también podría influir en la falta de control de la epilepsia”.

Investigaciones recientes señalan el papel como desencadenante de convulsiones. “La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica que se caracteriza por convulsiones recurrentes. Es habitual que los pacientes perciban el estrés como factor precipitante de las mismas, aunque cabe señalar que no existe una evidencia científica lo suficientemente sólida y serían necesarios estudios más concluyentes. Pero sí se han correlacionado positivamente mayores niveles de estrés con la posibilidad de crisis epilépticas”, afirma el dr. Ojeda.

En este sentido, y dado el factor impredecible de las crisis epilépticas, el especialista incide en que “cuanto mayor sea el conocimiento de los factores precipitantes, mayor control podremos tener sobre las mismas, mejorando la calidad de vida del paciente”.

El estrés y la epilepsia pueden interactuar de múltiples formas. La propia enfermedad puede provocar estrés al paciente por los efectos incapacitantes que produce: “el hecho de vivir con una enfermedad crónica, las crisis epilépticas recurrentes, convulsivas o no, pueden ser un hecho estresante en sí mismo”, apunta el dr. Ojeda, que añade además que “la depresión y la ansiedad son comorbilidades comunes de la epilepsia y existen relaciones bidireccionales con estos trastornos”.

La eliminación efectiva de factores desencadenantes de las crisis podría reducir la frecuencia de las mismas, disminuyendo a su vez los niveles de estrés. Todo ello explica la importancia de tener en cuenta estos factores en investigación. “Recientemente se ha publicado en la revista de la Academia Americana de Neurología (Neurology), el beneficio de terapias de conducta antiestrés en la mejoría de la frecuencia de las crisis epilépticas en un grupo de 66 pacientes”, afirma el especialista. Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), unos 50 millones de personas en todo el mundo padecen epilepsia, de modo que se trata de una de las patologías neurológicas más comunes.

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